miércoles, 16 de diciembre de 2009

A golpes

Lo vi venir con ilusión ciega, con esperanzas. Ahora me miro al espejo y veo la realidad: heridas profundas que tardan en cicatrizar. Veneno que el tiempo fue inyectando poco a poco, sin darme cuenta. Y como un torbellino revolvió mi cabeza, dejándola confundida e irreconocible. Con forme pasaba me mostró lo bueno que podía ser, y me deja con recuerdos gratos, pero cortos, recuerdos a los que me aferro para no ceder. Aunque los moretones sigan apareciendo, mis huesos se sigan quebrado y mi piel siga sangrando, no he de ceder. Y al mirar al horizonte veo su final, cercano, doloroso. Y veo cómo se aferra a mi ser, con garras y dientes enterrándose en mi carne. No quiere irse, pero un viento fresco lo arrastra con él. Hiere, lastima, duele, pero se marcha. Yo me despido con la misma ilusión ciega, con esperanzas y él a golpes.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Deep in the cell of my heart...

... I really want to go.
There is another world,
there is a better world.
Well, there must be.
-Asleep. The Smiths

Llévame de la mano y espera a que esté finalmente recostada para cubrirme con las suaves sábanas. Canta una canción de cuna, en voz muy baja, que no puedo conciliar el sueño. Estoy ya cansada, exhausta, quiero ir a la cama y dormir. Canta hasta que duerma y luego déjame sola, cierra la puerta con cuidado detrás de ti. A la mañana siguiente no vuelvas, no intentes despertarme; yo ya no estaré. No quiero volver a despertar para encontrarme sola. Mira, quiero mostrarte cómo en el fondo de mi corazón realmente quiero partir. No sientas pena o tristeza, yo estaré bien, es solo que no quiero despertar sola una vez más. Canta hasta que duerma y luego no regreses. No quiero despertar sola. No quiero despertar. Estoy cansada. Llévame y canta hasta que yo haya llegado a donde no tenga que abrir los ojos para encontrarme sola.


viernes, 4 de diciembre de 2009

Nostalgias

Sin darme cuenta empiezan aquellas notas que casi había olvidado. Una voz llena de tristeza que canta palabras cargadas de granizo. En el fondo se oyen los aplausos rítmicos y dentro de mí sucede algo. Un escalofrío que me recorre el cuerpo entero y desata la tormenta junto con las melodía que debí de haber prevenido. Son recuerdos, claros, nítidos y tristes. Llenos de dudas de antaño, pero al mismo tiempo recuerdo mi mirada en aquellos días, una transparente y mojada, llena de tanto. Llena de tanto. Y mi cabeza no entendía, pero el corazón idiota tomaba mi mano, valiente. Cinco minutos llenos de nostalgia, de imágenes, de palabras guardadas, de olores, de sabores, de sensaciones que no volverán, pero que se encuentran guardadas en aquella canción que hacía eras no escuchaba. Parece tan lejano cuando no es. Y lloro, con los puños apretados, queriendo revivirlo todo, pero al mismo tiempo contradiciéndome. Sí y no. Sí y no. No. Y esta vez no se si la batalla fiera entre la tristeza y desesperación quiebre mis rodillas. Solamente cinco minutos en los que todo es grande de nuevo, en los que vuelven los escalofríos, en los que extraño, añoro y recuerdo.

"Hoy quiero darle rienda, a la superstición"

jueves, 26 de noviembre de 2009

Ficción final

La pequeña oficina me hacía sentir incomoda, sentí el pretendido cuero pegarse a mi espalda, y los jeans se sentían cada vez más apretados. Frente a mí un pequeño cuadro (arte objeto) y un poco a la derecha la vieja puerta de madera. Debí haberlo esperado al menos una hora, mi agenda tuvo que ser re-acomodada y ya no tendría tiempo para ver el programa gourmet de las diez de la noche.
Me hizo las mismas preguntas de siempre y no dudé en responder, dije lo necesario, no lo que quería, pero sí lo que debía. Se siente extraño.
Incluso ahora, no puedo recordar que fue lo que dije, recuerdo algo de mi soledad y de mis sentimientos y de mi crecimiento, que ultimamente he madurado
- No somos adultos, Lucía. Es un mérito que se paga caro-. ¿A qué estaba renunciando? ¿Qué había dejado atrás?
No me sirvió café ni me ofreció galletas, tuve que escuchar su largo sermón y seguir la dirección retorcida de sus preguntas completamente esféricas. No hubo diálogo.
Primero, mi soledad, luego "tienes que ser menos egoísta", después, "me siento perdida, pero estoy en el centro"-por cierto no hay centro- y la esperada respuesta "el mundo no gira en torno tuyo".
Yo giro en torno al mundo, y mi mundo no es él, no ciertamente no lo es.
Primero ¿giro?, ayer el sol salió un poco más a la derecha,en la esquina de mi labio, hoy sus rayos parecían besarme; el sábado me tenía agarrada por el cuello y por cosas de la luna volvió a ponerse frente a mis ojos. El sol se mueve y me rodea. Entonces ¿soy inmóvil? creo que ayer acorté la distancia a la luna,el sábado tenía mis pies sobre su suelo de polvos. Tengo-padezco movimientos elípticos.
Conclusión: sí hay centro.
-¿Qué hay en el centro?-
"Sí", le dije "me siento como si las cosas hubieran dejado de existir para mí, se escapan y no puedo alcanzarlas."
El pequeño y aburrido cubículo no dejaba de calentarse. No hablaba para nadie, ni para mí misma. Ser adulto, no nunca, a menos que tenga un centro sobre el cual girar. Salí más solitaria que antes, vi al siguiente paciente, no se veía tan solo, su centro debía estar en casa preparándole la cena. Su problema se veía a leguas, su trayecto no era elíptico, sino esférico... monótono, perfecto, ficticio, mentira sobre mentira.
En fin, creo que no volveré, no lo no haré.

martes, 17 de noviembre de 2009

Pedazos

1. Es imposible que alguien sepa con certeza lo que merece. Es complejo que alguien sepa exactamente lo que quiere. Es sencillo que alguien describa detalladamente lo que no quiere. Yo no sabré lo que merezco, yo no sé lo que quiero exactamente, pero estoy cierta de lo que no quiero. Y eso no se olvida, está tatuado en la piel y más adentro.

2. "If that's your best, your best won't do".(T.S.)

3. Se es humano al nombrar y ser nombrado. Yo no tengo nombre, ni etiqueta. Por lo menos no que tú grites, pronuncies, sepas.

4. Y me atraganto con las palabras que no diré, pesadas, ásperas, viejas. Son como rocas que cortan, heladas, que bajan de regreso por mi esófago, ansiando ser vomitadas de una buena vez. Pero no, no lo diré. Que se diluyan dentro. Como enormes pedazos de sal.

5. "To overcome this I become one with the quiet cold of late November. If you don't see I'll remain unseen until there's time to be remembered".(Katatonia)

6. Ya no hay pesadillas, tampoco insomnio. Duermo demasiado y sueño con paredes de agua. Duermo porque ahí no duele, porque ahí me gusta, porque ahí quiero, ahí me nombran, ahí digo, ahí olvido.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Feigheit

Desde el suelo, tan dolorido y amoratado que respirar se vuelve insoportable. Los ojos hinchados no sirven para nada entre tanta oscuridad. No sabe si está desnudo, o si es que el frío es tan intenso que la piel se reseca, se cuartea y sangra. Con forme va pasando el tiempo los huesos pesan más, y bajo la presión el concreto se abre, poco a poco se escucha el chasquido del suelo lastimado. Las manos no se mueven, ni los pies, ni nada. Solamente las nubes negras de duda dentro de la cabeza, que despeinan el pelo enmarañado. Ojeras y lágrimas adornan los ojos inservibles y cerrados. Nada hay que se pueda hacer, nada sin tener que levantarse primero. Pero eso es doloroso. Para lograrlo se necesita una fuerza que no se tiene, que se han robado, que se desparramó en el suelo, junto con la sangre que a veces goteaba de aquí y de allá. Para eso se necesita tanto que no se tiene. Entonces se queda ahí, tirado, aplastado y destrozado. Pensando en las nubes negras infinitas que se arremolinan. Sin querer abrir los ojos, que duelen. Sin querer abrir la boca, que hiede. Sin querer apoyar las rodillas quebradas ni los añicos que antes fueron manos fuertes. Sin querer, porque cuesta, porque duele.


jueves, 5 de noviembre de 2009

5:40

Es la hora de compartir una canción, de esas que lavan pero no limpian. Una grande, fuerte, pero ligera. Un susurro cargado de nostalgia. Para alimentar la melancolía y para desahogar el dolor. Keep my love as light as a feather...


I don't like the things you don't say
Leaving it for such a long long time
Why do you show me those sad sad eyes
Each time you decide to pass on by

And when you smile those sad eyes
Look sadder and sadder still

Autumn's hue in those sad eyes
Makes me love and love them more
I'll have a bath, I'll make the dinner
And then I'll go wait for a long long time
But still you've not passed my door

And when you smile those sad eyes
Look sadder and sadder still

I can tell that you're lonely
But it seems now
There's nothing you want me to do
So I won't try to take the sadness
From those eyes that I love
Leave it open for someone else to

And when you smile those sad eyes
Look sadder and sadder still

Trying to hold it together
Keep my love as light as a feather
Sad eyes baby it's been such a long time
Keep my heart breaking in the dark
Come and spend the night

Trying to hold it together
Keep my love as light as a feather
Sad eyes baby it's been such a long time
Keep my heart breaking in the dark
Come and spend the night

Sad eyes, sad eyes, sad eyes...

martes, 3 de noviembre de 2009

Saltar

Yo ya salté.
www.mmeroubaud.blogspot.com

Unwish

Un agujero negro se forma dentro, causando un frío de muerte. No hay más estrellas, no hay más tiempo, no hay más horas mágicas. Todo es oscuro repentinamente. 
Sí, empapadas e irritadas. Incertidumbre. Y de pronto todas las preguntas antiguas se responden: NO. Una negación que retumba en la cabeza y, con mucho mayor estrépito en el alma entera. Haciéndola estremecer.
No querer. No saber. No confiar. NO CONFIAR.
At the wish time, I unwish. 
Nubes negras que llenan mi cabeza, una vez más, haciendo eco del sin sentido en que se vive. 
Ya no tiene caso buscar respuestas. Ni formular preguntas. Una vez atrapada la solución todo está claro: NO.
Y las puertas se cierran.
Las ventanas se cierran.
El alma se cierra, asustada, aterrada, herida y confundida.
Ahora esperar, a puerta cerrada.
Hecha un ovillo debajo de la cama.
Dando vueltas alrededor de la respuesta única: negación.
Aferrada a la nada.
Sin hablar.
Gone. Gone. Gone

sábado, 24 de octubre de 2009

Agotada

I'm tired of being alone, and if you say you're not,
then you're a liar.
-U.W.

Luego, cuando todo se apaga me doy cuenta de las cosas, sin humo, sin pintura, sin engaños. 
Estoy cansada, agotada, exhausta. 
Todos los estamos, y nos damos cuenta de la realidad cuando está todo oscuro y en silencio.

viernes, 23 de octubre de 2009

Asociación libre

This zen world you're enjoying
makes you really annoying.
Garfunkel & Oates
- Pregnant Women Are Smug

No gané porque confié demasiado en que podría ganar, así que, como siempre, hice un esfuerzo a medias como si eso fuera suficiente, pero no lo fue, así que me siento inferior, como de costumbre, porque al final no serñe indispensable; si desaparezco, todo eventualmente segurá su camino como si nada hubiera pasado, porque en efecto nada pasa cuando desaparezco; nada. En otra ocasión me pasó lo mismo: no gano porque no sé qué hago y nadie me saluda cuando me ve; no soy indispensable; no es interesante conocerme porque realmente no tengo nada que decir. Nada nuevo, de cualquier modo.

Y cuando lo supe no me sentí feliz por ella, aunque debería. Debo exigirme más; tragar mi orgullo y quitarme la mediocridad de encima, porque siempre la tuve y probablemente siempre la tendré y por eso no gané y no soy interesante y no soy indispensable. This zen world I'm enjoying makes me really annoying, pero debo exigirme más, porque así nunca mereceré lo que tengo y moriré como un mediocre y nadie irá a incendiar mi cuerpo y nadié verá mis cenizas porque nadie llora por un mediocre.

sábado, 10 de octubre de 2009

Disolución

Disolución (sust): (lat. disolutio) es una mezcla homogénea, la cual a nivel molecular o iónico de dos o más especies no reaccionan entre sí; cuyos componentes se encuentran en proporción que varía entre ciertos límites.

Queda claro que la mezcla que existía en primer lugar era homogénea, compuesta por un millón de detalles delicados que mostraban el valor del resultado final por sí mismo. Era hermoso. Pero ahora no, poco a poco se le fueron agregando distintos elementos al envase, y cada uno teñía discretamente la solución original. Poco tiempo pasó para que el resultado fuera tan variado, que la bellísima solidez que se mostraba en el inicio fuera rota. Ahora todo cambiaba. La miraba cada vez menos. Preguntaba cada vez menos. La recordaba cada vez menos. La mezcla se había vuelto compleja, demasiadas complicaciones innecesarias, demasiados agregados. Tanto fue el añadido, que dejó de importar la despedida, dejó de importar la mirada, los latidos, el suspiro, una lágrima, dejó de importar todo. La reacción era nula. Todo estaba disuelto.

El todo y la nada: una lectura de Chloe Nava

Hay dos etapas notoriamente diferentes en el pensamiento návico. Las etapas se separan por cierto acontecimiento y en cada etapa hay un escrito acerca del todo y la nada como elementos univocistas del ser. En el fondo entiende ambas nociones como una y la misma cosa, pero diferenciadas por la percepción:


La nada está presente cuando el corazón se ausenta, la nada es el resultado que deja la razón cuando quiere encargarse de los sentimientos. El pseudo entendimiento de las emociones no nos guía por los claros del camino, sino que tiende a ocultarse entre bosques de lobos feroces. La razón es débil si el corazón no le ofrece su apoyo, la razón sola va en declive.


La cita anterior denota una clara influencia sartriana: la idea de que los contenidos ontológicos son tan lejanos –y a veces tan inconcebibles– que requieren de fuerzas ajenas a la razón para abarcarse. En efecto, la fusión de los objetos en un todo unívoco termina por diluir los significados; se convierte en una nada que contiene todo lo que existe:

En la nada, los contenidos están comprimidos, se encuentran tan pegados los unos a los otros que no se logran distinguir. La nada comprime el todo hasta que cada cosa termina siendo lo mismo; no hay espacio entre los objetos, todo está ocupado por todo, y no existen las diferencias.


Los dos tratamientos de las nociones, a su vez, se dividen en dos partes: en la primera se explican las nociones y en la segunda se describen sus efectos. Los dos fragmentos citados pertenecen a la primera etapa, y en ésta la nada se percibe como una ausencia; aquello conocido como la noche oscura del alma:

El todo nunca nos deja, el todo está en la nada, haciéndola algo distinto. Es fruto del corazón y de la mente, camino claro hacia un lugar desconocido, rebosante de cosas plenas y bellas. El corazón separa con diligencia y sabiduría lo que a él se le presenta; ilumina y señala los peligros que la razón sola no consigue ver. [..] El todo sigue a la nada, en cuanto el primero nunca nos abandona y el segundo es sólo un momento, largo o corto de oscuridad.


En la segunda etapa se tratan los temas desde un punto de vista semi-fenomenológico. El todo esta dotado de significados individuales, pero inabarcables por la mente –incluso asistida por las demás fuerzas humanas. Este todo le resulta intimidante, pues el hecho de ser inabarcable lo convierte en impredecible. De ahí que encuentre un lugar seguro en la nada:

Alojada en el fondo de una nada que todo promete; la fusión absoluta con el miedo y la alegría informe.


Sin embargo, por el acontecimiento –una especie de epifanía– que divide las dos etapas, el miedo al todo es superable; incluso esas nociones mezcladas de nada y todo dan paso a una especie de nadatodo, en donde los significados se trascienden por la mente cuando ésta no es arrastrada hacia la impulsividad sentimental. Además, alojándose en esa nada se puede ver el todo unificado:

El simple ejercicio de mi memoria confirma el hecho de que ya no estoy en la nada, soy dolor, soy vergüenza, soy decepción, soy todos los fantasmas invisibles de una nada que he dejado atrás; un fantasma hecho persona. El aire que respiro me corresponde, el agua que tomo es mía, la piel que me rodea es sagrada; si me muevo la flor muere.
Atrapada por mí misma, la mente grita entre esa frágil línea donde las cosas que no existen prometen y las que existen aún quedan lejos. El paso definitivo, el cambio de ciclo, no hacia el todo, sino, hacia una nada menos fragmentada.


I'm so smart.

lunes, 5 de octubre de 2009

Gris

Siempre culpable, siempre responsable, la tristeza bien merecida de unos ojos que nunca quieren ver la luz. Completamente gris, no existe la felicidad, no existe más que su electricidad punzante, la adrenalina de un momento que nunca llega. Quiero desaparecer, sí destrúyanme todos ustedes, hagánlo, no es tan difícil. No sufro ni peno, solamente soy esto tan lleno de nada en un mundo con formas y colores tan grises como yo. Si encuentro un sonido está fuera de mí, lo persigo invisible, no tengo derecho, no tengo derecho de nada. Respiro porque sigo viva, vivo porque sigue la esperanza de que algún día encontraré ese sonido. Me he olvidado, olvidé mis temores, pero renacen, sí todos ellos vuelven como demonios y yo me vuelvo torpe. Mi corazón no existe, soy sólo electricidad, descargas abruptas de alegría que todos ven pero nadie siente, muero o estoy muerta. Sigo un camino que no existe, camino hacia el sonido.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Así se hace

Las cosas siempre se hacen esperando algo a cambio, desde un gracias, una sonrisa, un igualmente, un GRACIAS, un lo que sea. Todo, menos silencio e indiferencia, aunque sea aparentemente aparente.

Si no se hicieran así, no se harían desde el fondo, desde el alma, desde el corazón.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Mittelmäßigkeit

La mediocridad se siente. No es algo con lo que te levantas un día y al día siguiente ya no, como los barros. Ésta no es así, voluble y repentina. Va anidando en los rincones de su huésped y, cual repugnante parásito, roe poco a poco todas las entrañas. La víctima la cree insignificante al principio, no tiene ninguna importancia presentar uno o dos síntomas en un mes, a la semana, diario. Al fin y al cabo todo se cura. Pero la mediocridad ataca y no tiene ninguna especie de misericordia; su meta: poseer al otro ser por completo, controlarlo, inmovilizarlo, cegarlo. El otro, idiota y fatalmente herido se deja seducir por el bicho. Se arrastra, una pandemia invisible y letal, que amenaza con destruir lo poco que queda de la especie. No hay solución, no hay cura ni remedio. 

martes, 8 de septiembre de 2009

Every cloud has a silver lining

You gotta get up every morning
no matter what happened last night.
[...]
Get up! Out of bed!
Right foot! Left foot! Moving!
Get out of your head!
Soon you'll be improving.

-Garfunkel & Oates - Silver Lining

No lo creo. Angustia y miedo, como de costumbre, y luego falsa valentía. Escapé hacia mi casa, muy rápido, en el camino forcé una sonrisa. Después regresó el miedo cuando ella no levantaba los ojos y me daba la espalda. Yo temblaba atrás de mis muros mientras por dentro todo era un torbellino gris. Siempre soy gris. Escribí la nota de siempre; el plan de siempre que no me atrevo a concretar: un final épico que no merezco.

Odio la pretensión, el gris, el calor, los ojos que no me miran, el silencio golpeando mi garganta, el miedo, los lugares comunes, las palabras gastadas, el dios que no muestra la cara, el mes de noviembre y todo lo que representa, el hecho de que nunca tengo razón, aquello que odio y no debo explicar, mi inseguridad, mis vueltas sobre el mismo tema que nunca llegan a nada, la nada que consume mi cerebro, la lentitud del tiempo, la rapidez del tiempo, el tiempo, el dinero, la migraña, la cardiopatía idiopática, despertar, no soñar, el hecho de que mañana tal vez pase lo mismo que hoy y sólo yo me dé cuenta.

Después el argumento se repite por dentro. Yo no lo controlo, sino que se aparece cuando quiere. Sin saberlo, el odio que siento hacia todo tiene sentido. Yo tengo sentido, aunque no lo sé. Una mirada suya puede apagar la tormenta. Sonrío hacia dentro, donde el odio se transforma en una fecha; en el instante consumido por el tiempo que a nadie más pertenece. Tal vez sólo yo lo recuerdo. Precisamente por eso lo atesoro.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Otro de sueños, como si me gustaran

Y no, no me gustan. En absoluto. El sueño es ligero y con cualquier ruido mis ojos se abren como persianas, escudriñando la oscuridad y dándose cuenta de que no es nada. Tal vez un mosquito, tal vez el gato despierto en el piso de arriba. El hermano insomne o nada más una gota que se suicida desde la boca del grifo de la regadera. Vuelvo la cabeza a la almohada y caigo automáticamente, lista para despertar otras cuatro o tres veces más en el transcurso de la noche. Siempre es así, en los noches ordinarias.

Pero también existen las noches como hoy, en las que sueño. 

Escuché pasos en las escaleras y el timbre retumbar. Mi madre corría hacía arriba. (Ni para qué te levantas, ya sabes que probablemente no sea nada). Ahora los pasos llegan a la puerta de mi habitación. (No te levantes, sabes que no es nada).  No era mi madre, era mi hermano que decía con voz baja: "levántate, es para ti". (No me voy a levantar, no es cierto, no es nada.) Mi hermano se va y escucho voces, todas hablan del visitante matutino, que estaba en la calle, que no quería entrar, que esperaba que yo saliera. Y no se movería hasta que lo hiciera. (No me voy a levantar, si es cierto, entonces vendrán otra vez por mí. No es nada). De nuevo alguien abre la puerta del cuarto y enciende la luz "¡Levántate ya, que no se va a ir hasta que salgas!" Esta vez fue mi madre, que dejó la puerta abierta y las luces encendidas. 

Salté de la cama con un brinco, el estómago temblando y los pies con escalofríos. Me miré en el espejo e intenté mejorar mi aspecto, pero no pude hacer mucho al respecto. Descalza y a medio vestir abrí la puerta, con trabajos. Salí a la calle, pisando charcos y la respiración agitada convulsionaba todo mi ser. 

Mis padres dormidos, mi hermano también. Afuera no había nada más que un perro que husmeaba en la basura del día anterior. Sin creerlo aún, parpadeé varias veces, aclarando la mirada somnolienta, avancé, revisé ambos lados de la banqueta desierta y regresé adentro. Directo a la cama. Lo sabía, no era nada.

jueves, 3 de septiembre de 2009

María

El lapicero está en llamas, María se quema,
su mano se incendia, no la siente.
Humo en los pulmones,
nadie se acerca a ella,
se queman como el lápiz,
hombres y mujeres,
María no ve nada.
Hierve su sangre,
les duele respirar;
María está ausente
entre rojo y naranja
se pintan sus manos inocentes.

lunes, 31 de agosto de 2009

Taladro

Una punzada. Dos. Tres. Continuas, no contiguas. Se convierten en una correa de cuero que se aprieta poco a poco. Hierve la sangre que sube por el cuello. No es un ardor agudo y definido. Es una nube color verde contaminado que anda lentamente, gas tóxico. Mortal. No deja ni dormir ni hacer nada. Ni pensar. No se escucha lo dicho, ni lo hecho. El ojo derecho se cierra un poco del insoportable martirio. Las palmas sudan heladas. El codo tiembla y uno de los puños apunta directo a la sien derecha. Finalmente tira del gatillo. Se escucha un grito grave, corto, acompañado del siseo fatal de la punta metálica que traspasa el hueso para dejar salir una nube espesa, casi líquida. Color pardo, sucio. Cae sobre el suelo, salpicando las paredes del cuarto de baño. 

Descanso. Sueño. Suelo helado en las mejillas.

sábado, 29 de agosto de 2009

Desahogo

Odio escribir y no decir nada, odio decir algo y no escribir nada.
Odio pensar y no hablar, odio hablar y no pensar.
Odio pensar que pienso, odio imaginar que pienso,
odio creer que sí pienso e imagino.
Odio llegar a casa y no tener nada en la cabeza.
Detesto ignorarme,
detesto estar fuera de mí,
detesto estar dentro de mí,
detesto tenerme miedo,
detesto detestarme.
Aborrezco las comparaciones,
aborrezco compararme,
aborrezco hablar demaciado y no decir nada.
Finalmente, me siento bien,
me encanta mi pez,
me encanta Odin,
amo a mi amado
y me doy asco por cursi.
Fin de la nota pseudo angustiante.

lunes, 24 de agosto de 2009

Gardenias

Luego de un largo y oscuro día, llegué devastada a mi habitación. Desordenada y aún iluminada por el sol que se despide me sorprendió con un aroma especial: gardenias. Un ramito un poco desgastado decoraba la mesita de noche y mi corazón no pudo evitar dar un brinco. ¡Gardenias! Pero, segundos después lo descubrí: no eran mías. Y todo dentro de mí regresó a su estado inicial: cansado y triste.

Cuando abrí el ojo al día siguiente, luego de una serie de sueños grises, fueron lo primero que vi: entre hojas verdes y brillantes estaban las florecitas, ya amarillentas, embriagando mis sentidos. Sonreí ampliamente en lo que mi mente regresó a la realidad: no son mías. Están en mi cuarto, junto a mi cama, pero no me pertenecen.

Pasó, una vez más, el día arrastrando los pies. El trabajo se tatuó en cada una de mis vértebras y no me dejó conciliar el sueño. Pero, mientras apretaba el botón de PLAY en mi memoria y repasaba cada detalle, los ondulados pétalos blancos me miraban. El ramito de gardenias que no son mías. Que llenan mis sueños de perfume, mis mañanas de ilusión y mis noches de lágrimas, que, al fin y al cabo, son las que me hacen dormir.

La Pachu

jueves, 20 de agosto de 2009

Constituyentes, 10:38 pm

El tráfico de bajada es más lento que el de subida. Es tarde. Debería estar durmiendo y no en el tráfico, pero estoy atrás de un carro infinito. La avenida se mueve despacio: acelero clutch/freno clutch/segunda clutch/acelero. Estoy atrás; no soy el primero ni el más importante. Mi monstruo privado me mira a los ojos. No puedo evitar su mirada. Nunca puedo.

Nadie es importante cuando las avenidas se convierten en estacionamientos. Quiero apoyar mi cabeza en la ventana, pero debo cambiar de velocidad y no puedo. Este peso no se moverá a menos que mi pie esté sobre el acelerador. El monstruo desgarra la espalda en la que estaban los labios; aniquila mis recuerdos y los cambia por la excusa más cercana para intimidarme. No puedo escapar. Las piernas ya no me dan para correr de la bestia. No puedo combatirla; es más fuerte que yo. Sólo puedo quitarle las armas.

Freno clutch/segunda clutch/acelero. Mis movimientos simultáneos son inconscientes. Yo no soy yo; soy inercia y el eterno proyecto de conocerme. Quiero los labios en la espalda y no la sombra que me persigue. Quiero la sonrisa roja y el calor insoportable de Veracruz en la noche; manos tremulantes de deseo, ojos abiertos, miradas despiertas, secretos murmurados, cabellos como follaje, el instante eternizado en el que tomé su mirada. El monstruo no puede contra dos; lo hemos desarmado.

miércoles, 19 de agosto de 2009

La Receta

El dolor de cabeza no tenía nada que ver con lo anteojos que desaparecieron, ni con el cuerpo extraño que apareció en la resonancia magnética. Los doctores siempre mienten, nunca saben la realidad de las cosas y, generalmente, los pacientes tampoco la sabemos o nada más no la aceptamos. Tanto esfuerzo por recordar el horario de las pastillas que ahora se fueron enteritas a la basura, todas. Las del dolor, las del tratamiento, las de dormir, las de las nauseas, las del corazón, todas. 

Las razones sobran, el tiempo sobra, las sombras también sobran. En realidad, todo sobra, me queda grande y me pierdo completamente. Como si nadara en ríos turbulentos de tela oscura; azul, verde, morado y rojo. Inmersa en una espiral de humo negro y tóxico que no me llena, que me vacía la mente y el cuerpo. Todo me sobra.

Deshidratación. Me estoy secando. Esa es la razón del dolor de cabeza. Esa y muchas más.

Al final, me dejo llevar una noche por el viento que sopla afuera y, al mirar hacia arriba, mis ojos lo ven. Mi mente no entiende, pero mi corazón sí. Mi mente se queja, pero mi corazón lo tiene. 


martes, 11 de agosto de 2009

El significado de los sueños

No puedo: los pies sobre el suelo, el ojo que huye de mí. Soñé de nuevo con el cuarto visto desde afuera. No puedo entrar a él; apenas puedo ver una pequeña parte (explico: el ojo es la ventana del cuarto) de su cuarto rojo. Cortinas que se cierran ante mí (los párpados); alguien más observa mi cuerpo flotando frente a la ventana (en mis sueños puedo volar) y me envidia, pero soy yo (la teoría dice que aquel que sueña es teatro, público y actor al mismo tiempo); me mira con desprecio, pero soy yo.

Al mismo tiempo trato de ver qué hay dentro del cuarto (el cuarto es ella, la casa no), pero no hay nada. La casa es roja,
como sangre en marejadas,
como el reflejo del sol
cuando se oculta detrás de las nubes;
ella también se oculta
detrás de las cortinas,
los parpados,
las palabras (la teoría dice que en los sueños se ven letras, pero no lo que dicen). En el fondo, muy en el fondo, quiero ver qué hay en el cuarto. No es a ella a quien amo, pero quiero saber qué hay en el cuarto al que nadie puede entrar.

viernes, 7 de agosto de 2009

Pull the pills, save your grace

http://www.youtube.com/watch?v=KPeSbITit5U

De pronto se escuchó un grito, estremecedor, desgarrado. Ese grito que nadie quiere escuchar nunca: con pocas letras pero un fondo metálico, oxidado y roto. Como una bala vieja que sale disparada, para explotar contra el primer muro que encuentre a su paso. Hiere, envenena y mata. Contamina más el aire, se huele, se respira el hedor podrido de una sola palabra que llevaba ahí dentro demasiado tiempo. Todo estancado y sale de una buena vez, de golpe. Con todas las lágrimas, con las venas remarcadas en el cuello y los puños cerrados, con las rodillas estrelladas en el suelo, con la boca bien abierta y con el corazón entumecido. Los pájaros huyen del espeluznante suceso. La gente no lo oye, no lo escucha: lo siente entrar por sus poros como un millón de agujas afiladas, infectadas. Arde. Quema. Destruye. Algunos de los oídos lejanos logran distinguir la palabra de cinco letras hediondas, torcidas y, sobre todo, ya tiesas y cubiertas de tiempo rancio. BASTA. Un grito que dejó a alguien en el suelo, con la cabeza punzando de dolor, con el alma fuera y dentro de un puño con uñas encarnadas, todos los huesos atorados y los músculos engarrotados. Los ojos apagados y empañados. Una respiración ligera, invisible. Saliva chorreada en el suelo. Mandíbula floja. Ropa empapada. Un grito, no hacía falta otro más.

jueves, 30 de julio de 2009

Techo en blanco

The pointless snide remarks
of hammer-headed sharks
-Radiohead.

Tuve un sueño, finalmente. Sé que fue así porque no desperté asustada, nada más un poco abrumada. En el sueño, yo entraba a un salón, como en la escuela, pero vacío. Todas las paredes estaban en blanco, el techo también. Había en el centro del salón una escalera, que sostenía algunos frascos con pintura y unas brochas, todas de distintos tamaños. Como era lo más obvio, trepé la escalera y una brocha que luego sumergí en pintura gris. Así empecé a pintar las siluetas estilizadas de varios tiburones, que daban vueltas en círculos, alrededor de una luz blanca. Poco a poco los brochazos se iban haciendo más rápidos y menos cuidadosos. Tiburones martillo que rondaban la luz. Oscuros. Desde abajo yo los veía, con rabia. Les daba pincelazos que me salpicaban la cara y las manos. Una vez terminada mi obra maestra di un salto desde la escalera hasta el suelo y miré hacia arriba. 

miércoles, 29 de julio de 2009

Rosas

Rosas olvidadas
hay tantas
se quedan con las ganas
y nosotras también.

No hace falta mencionarlas,
ni hablarlas,
bastan dos o tres miradas
para prometerlas.

Rosas olvidadas
que lloran
cuando saben 
que alguien ahí las dejó.

Yo también,
suspiro con su ausencia.
Quiero rosas,
prometes rosas.

Pero no vienen,
las olvidas,
me olvidas.
Yo no a ti.

sábado, 25 de julio de 2009

Una tarde en el ballet

Bailarina rusa moviéndose con una gracia que no comprendo. Más bien pienso en los años de entrenamiento en la madre patria –mater, pater; madre, padre. No tiene sentido.para presentarse en un escenario que no entiendo. Supongo que la mayoría de las personas en este público no entiende realmente y sólo viene a presumir. La parte que sí entiende, de cualquier manera es demasiado pretenciosa como para que realmente le importe. Probablemente haya dos o tres personas que en verdad lo disfruten. Yo no. No lo entiendo.

La verdad es que sería interesante correr hacia el escenario y taclear al tipo de las medias azules, pero probablemente me reiría demasiado en el camino y no podría correr. De hecho ahora me río un poco y el señor calvopretencioso* voltea a verme feo. Lo que no sabe es que cuando volteó, me di cuenta de que él pertenece al grupo de personas que no comprende lo que ocurre en el escenario. Pobre rusa.

Me pregunto por qué no venderán bebidas en el ballet. Supongo que por la misma razón por la que no venden botellas en los conciertos grandes: la gente –odio ese término– las avienta. Supongo que también estaría interesante arrojar hielos al escote de la señora me-maquillo-mucho-y-aún-así-me-veo-del-carajo**. Me río de nuevo y el mismo calvopretencioso me lanza una mirada inquisidora. Yo hago como si no lo viera, lo que me provoca un poco más de risa.

Intermedio. Quisiera hablar por teléfono y decir algo como "sí, estoy en una función de ballet, pero la interpretación me parece demasiado irresoluble." Entonces, Calvopretencioso me vería con ganas de matarme, pero no lo haría porque las reglas de etiqueta lo prohiben y el señor utiliza corbatas Scappino porque cree que le dan más categoría, cuando en el fondo probablemente tampoco tenga la menor idea de lo que representa la danza. Yo tampoco, así que realmente no es justo que lo juzgue por eso.

Quisiera hablar por teléfono –si lo hiciera en este momento– incluso después de que se apaguen las luces. El señor calvo voltearía y diría algo reprensivo pero condescendiente como "¿podrías guardar silencio? La obra ya va a reanudarse." Yo respondería; "¿en serio va a reanudar? Yo creía que estas obras se terminaban en el intermedio." Él, todavía más enojado, cuasi-gritaría: "Cómo te atreves a hablarme en ese tono" o algo por el estilo. Yo, entonces, terminaría con: "¿Podría guardar silencio por favor? La obra ya reanudó y sus gritos son una falta de respeto al buen gusto." Él tendría que guardar silencio.

De pronto me doy cuenta de que la obra terminó. Qué bien, ya puedo ir a casa.

* Referencia a José Agustín
** Referencia a Karen

viernes, 24 de julio de 2009

El mismo error

Podría decir de muchas maneras iguales que hoy no fue un muy buen día y de muchas formas diferentes los deliciosos minutos que corren entre las cinco y siete de la casi noche.
No quise ir a comer al restaurante, tuve miedo, del viento o de la lluvia, no recuerdo. En cambio, verte entrar a casa sin las rosas prometidas no me dio miedo. Ahora no tendría problema alguno para revelarte la pérdida de tu libreta, no estaba obligada a revelarte los detalles de su desaparición, tú no llevabas rosas.
Un despertador insiste en sonar, cuando sabe (porque no es tonto) que nadie le hace caso. Finalmente el vecino lo apaga. Silencio. No hay luz ni agua, fallas administrativas del edificio; si no eres dueño no puedes quejarte.
El parque está plagado de jóvenes de vocabulario vomitivo y ancianos de bastón. El expendio de pan ya no tiene teleras frescas, las amas de casa son madrugadoras, yo no. Hace calor, pero el sol no calienta; hay viento y las ramas no gustan moverse. Pasan los camiones, indiferentes, con su humo negro y choferes desvelados; más adelante, en la carretera hay un accidente de tránsito.
Nadie viene a casa, no hay comida, yo no salgo; no hay hambre, te enojas, no me importa. El periódico grita con sus letras invisible que todo esto es una novela, a veces se necesita drama. Tenemos a gente malvada, sí pero son éticos y morales, lo tomaré en cuenta.
Busco tu libreta, pretenderé que sigo leyéndola, me gustó mucho. ¡Sorpresa! no llevas mis rosas, perfecto no diré nada, era una prueba de amor. No te importa. Suspiro.
Tus manos sobre mis ojos cerrados, me llevas a mi cuarto, me dejas allí parada, un poco inútil. Vuelves, sostienes un tulipán, sonríes. La libreta está en tus manos, lees un tierno poema. Una vez mas me he equivocado

martes, 21 de julio de 2009

Hoy

Escupió violentamente en el suelo de concreto y dijo, con los ojos encendidos, "Sí, ceño fruncido, ¿y que? No tienes una idea de lo que es un día como hoy, en el que no hay ganas ni para levantarse. Las pesadillas agotan, me dejan temblorosa y harta. Pero no hay opción, hay que levantarse, comer con el asco en la garganta y salir. Bien vestida, sonriente. Para ser sincera, no me gusta contagiar esa enfermedad, es dolorosa y se pega sin mucho esfuerzo. El tiempo pasa y no entiendo por qué nada me gusta. El hastío me posee. Me desespero tan pronto que grito, esperando que así salga el monstruo que traigo adentro. Pero no. Entonces me distraigo con lo que sea; un libro, me aburre, la tele, me aturde, dormir, no puedo. Nada. Entonces frunzo el ceño y duermo cansada de la nada que me invade. Es tarde, no voy a sonreír un segundo más. Me voy."
Y, con las piernas temblorosas y los puños hinchados caminó hasta perderse en la oscuridad de la calle, iluminada solamente por unos cuantos faroles amarillentos y destartalados. 

domingo, 19 de julio de 2009

Moonlight

Lo vi dejando caer las últimas gotas de un llanto fatigado, agotado. Lo cubría un abrigo negro, anónimo. Leí su historia entre las líneas fugitivas de su boca y la locura de sus ojos, la manera en la que entrelazaba sus manos revelaba el cumplimiento de un deseo primitivo.
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Señalado por la luz clara y brillante, casi acusadora del testigo de su crimen imperfecto y fanático, crecía la luna triunfante. Corría sin esperanza, corría porque no podía hacer otra cosa. En casa estaba ella con el ahora inmortal olor a sangre coagulada.
Lloraba, la frágil bestia había intentado defenderse bajo la fuerza de sus manos de gigante. Y sí, sintió gran gusto, al verla gemir en el suelo con sus ojos suplicantes vueltos hacia él.
Buscaba, sin resultados, un pedazo de luz oscura, no quería ser juzgado. Ella Reina y plateada, inmóvil y altanera, se burlaba de su trágico destino, de su patética existencia de ser mortal.
Cansado, bajo fuertes suspiros limpió sus manos y su rostro, se puso el abrigo largo. Sin culpa compró boleto para Michoacán, sin remordimiento me pidió prestado mi periódico. Nadie lo recordaría, sus rasgos tan comunes se disolvían entre todo ese mundo que inocente esperaba su autobús.
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Buscan al asesino de la señorita Flores y dentro de mi imaginario descansa la figura enferma del anónimo con abrigo negro.

viernes, 17 de julio de 2009

Muñeca de porcelana

Cuando encontré a mi amiga Coral en el supermercado me sentí muy feliz, no sé aún porque, ya que no habíamos sido realmente amigas en la prepa, pero algún tipo de complicidad permanecía entre nosotras y ahora que estoy menos cansada lo recuerdo... ¿Ubican a las muñecas de porcelana, esas finas de las que tanto alarde hace Sanborns? Niñas hechas mujeres, de cinturas avispadas y labios de carmín, mujeres prematuras. Mi tía, si la tía Teresa me regalo una de esas, su piel blanca y chapas rosas me daban asco, mucho, esa noche se quedó a dormir Coral en la casa, sus papas eran amigos viejos de la familia. Teníamos doce o trece en ese entonces, ella empezaba a descubrir su femeneidad, yo seguía siendo una niña. Sus precoces senos deformaban la cuadradura de su pijama, ufana platicaba de sus amores patéticos, de sus besos conservadores, de sus citas infantiles, y yo no la escuchaba. La muñeca se asomaba entre maliciosos destellos de luna, sonreía con sus dientes de lobo, sonreía con su boca de perlas. Tomé a Coral del brazo, la mantuve muy cerca de mi cuerpo, su respiración cálida me brindaba cierta seguridad, sus piernas entrelazadas me daban cobijo, pero ella también empezaba a tener miedo. La muñeca de porcelana, alguna vez tan inocente, descubría sus encantos ante nuestros ojos castos, descubría su pecado ante nuestro corazones negros. Y Coral, a pesar de no ser mi amiga me protegió de aquello que ella también temía.
Los ojos de la muñeca con un instinto predador buscaban nuestros vientres vírgenes y ella me cuidaba. Dormí entre sus blancos brazos, dormí entre sus agitadas respiraciones, dentro de su noble y negro corazón.
Hoy la misma pesadilla me despierta, la muñeca cerca del despertador me dirige esa misma sonrisa pervertida, el camisón roto, mis lágrimas en la almohada tiro a la niña de porcelana por la ventana, me despido de ella, creo que ya no tengo miedo.

miércoles, 15 de julio de 2009

Idiomas

You know, my darling,
I can´t stand to sleep alone.
-Bat For Lashes

Cerrar la puerta con calma y encender la luz para darme cuenta de que no hay nadie ahí. Esa es la sensación que le provoca nauseas y hace que la almohada se convierta en la górgona a vencer. Por eso mismo, todo queda en orden; la ropa doblada, cada arete en su lugar, la cara bien lavada, pijama a combinar con el moño. Y la nena suspira cada vez que se traga las conversaciones truncadas, unas tan interesantes que provocan dolor de estómago. Finalmente, entra en la cama con la luz encendida que baña todo de dorado y cobre. Dormir sola, una vez más. Piensa en el día, detalladamente, intentando una imitación del Funes para no tener que enfrentar la hora de decir las palabras mágicas. Pero ese momento siempre llega, nadie puede escaparse del "buenas noches" reglamentario. Mucho menos ella. Esas dos palabras eran realmente importantes. Cargaban dentro los sueños de esa noche, el descanso, los buenos deseos, eran el antídoto más poderoso contra la venenosa indiferencia. Pero había una condición: necesitaban de una respuesta. Y en un cuarto vacío no hay respuestas. El humo no responde, ni los vasos vacíos, ni las botellas de jarabe, ni las pastillas, ni los muñecos, ni la música, ni los libros. Ni siquiera la imaginación puede recrear tal cosa. 
Ese era el momento más detestado y temido: cuando la luz la abandonaba para sumergirla en una penumbra escalofriante y las dos palabras salían de sus labios suavemente, esperando que alguien las tomara y tirara de ellas en respuesta para sacar a la dueña de esa asfixiante soledad oscura. Pero en un cuarto vacío no hay respuestas. 

La salida

Salir del zoológico. Salgo solo porque tengo otras cosas que hacer. Ya no soy importante, sino que me vuelvo más gris. Cada vez me diluyo más entre las personas y me convierto en polvo seco y caluroso. Llegué una hora tarde por culpa del tráfico y llegaré hora y media tarde a mi destino por culpa del tráfico. Ya no importa. Pienso en el retorno. Mircea Eliade y Heráclito y las culturas antiguas añoraban la plenitud perdida y por eso querían un eterno retorno. Pero odio la idea de que no soy único y habrá otro como yo, que haga exactamente lo mismo que yo, que se canse del calor y pierda dos horas y media de su vida en el tráfico. Y de cualquier manera sería alguien gris; su nombre no sería recordado. No importarían los tenis grises, la botella de agua –diez pesos, litro y medio– en la mano izquierda, los pantalones Calvin KleinCalvin bootcut, slim fit, 31– que tanto quiso, los ojos comunes pero profundos, el cabello desarreglado, el sudor en la espalda. No importaría, retornará en algún momento y no importaría; no tendría por qué importar. Nietzsche ganaría la batalla. Si estoy condenado al mismo beso una y otra vez, nada importa, pero quiero que importe.

Mircea Eliade lo notó: el retorno es un deseo, una añoranza. No deseo el retorno. Deseo cada instante como único e irrepetible. Que el beso sólo se mantenga vivo en la memoria y viva en los labios por veinte segundos y luego caminar entre la gente a la que no le importo y no me importa. Alguien más podría comprar la botella de agua y nada cambiaría. Nadie preguntaría quién es el chico que camina y se pierde en sus propios laberintos a pesar de que conoce la salida. Luego Dios, el ser sin nombre ni rostro asoma su mirada, pero se mantiene a la distancia. Como si tuviera miedo.

Después es mejor la alternancia: la caminata gris entre el calor y la gente para llegar a un carro caliente y una hora de tráfico. Mejor sufrir ahora, porque cuando la balanza se incline hacia el otro lado –y, necesariamente, se inclinará– tendré el beso en la mano y la sonrisa en los dientes. Ahora no: caminar de forma gris entre la gente y hacia el carro. Ahora debo añorar, esperar el retorno.

martes, 14 de julio de 2009

Justificación

...imaginaron que todo hombre es
dos hombres y que el verdadero es el otro...
imaginaron que nuestros actos proyectan
un reflejo invertido...
Muertos, nos uniremos a él y seremos él.

Los teólogos
Jorge Luis Borges
El Aleph
Juguemos un poco con la muerte y unamonos desde ahora, juguemos un poco y a ver qué pasa. Veremos si conseguimos ser el verdadero o mejor aún si llegamos a ser el otro, ese que puede escabullirse entre la multitud el que goza de nuestra libertad perdida.

Willkommen

Porque todos tenemos un lado que duele, un lado que no vé se contra la luz clara. Basura que tirar. Peste, podredumbre. Heridas viejas que vuelven a sangrar, heridas nuevas que no sabemos conocer, ni aceptar, ni curar. Tiempo que esperar. Noches que llorar, mañanas que desperdiciar. Gritos, arañazos, golpes. Temblor, estómagos estremecidos, insomnio, palidez, ansiedad, vértigo.