Lo vi venir con ilusión ciega, con esperanzas. Ahora me miro al espejo y veo la realidad: heridas profundas que tardan en cicatrizar. Veneno que el tiempo fue inyectando poco a poco, sin darme cuenta. Y como un torbellino revolvió mi cabeza, dejándola confundida e irreconocible. Con forme pasaba me mostró lo bueno que podía ser, y me deja con recuerdos gratos, pero cortos, recuerdos a los que me aferro para no ceder. Aunque los moretones sigan apareciendo, mis huesos se sigan quebrado y mi piel siga sangrando, no he de ceder. Y al mirar al horizonte veo su final, cercano, doloroso. Y veo cómo se aferra a mi ser, con garras y dientes enterrándose en mi carne. No quiere irse, pero un viento fresco lo arrastra con él. Hiere, lastima, duele, pero se marcha. Yo me despido con la misma ilusión ciega, con esperanzas y él a golpes.
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El viento fresco sana, cura, libera, te lo aseguro.
ResponderEliminarUn beso, Yo.
Eh entrado a este blog con cierta frecuencia en el último mes, y le he visto textos desgarradores, verdaderas odas al desasociego; pero después de algunos días me di cuenta que de eso se trataba, de escribir esas cosas que duelen, que incomoda, que no lo dejan a uno ir a dormir tranquilo; en una especie de catarsis literaria.
ResponderEliminarAhora que se eso, el contenido de los textos no me preocupa... lo que me preocupa es la frecuencia.
¿Quieres tomar un café?
OMG, lo bueno, es que después, el viento fresco y la libertad aun que duele, arregla todos los problemas y si, deja cicatrices, pero no heridas sangrantes. Suéltalo y todo se verá claro otra vez.
ResponderEliminarHumman
Gracias, ha sido un año difícil, lleno de cosas que no me gustaría repetir, pero que me enseñaron muchas cosas, y también otras que me dejaron mucho dentro (no creo que sea justo omitirlo). Gracias a Dios ya se está terminando, y eso significa que el viento cambia, que se va y que le agradezco todo, a fin de cuentas a un año que considero importante.
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