Lo vi dejando caer las últimas gotas de un llanto fatigado, agotado. Lo cubría un abrigo negro, anónimo. Leí su historia entre las líneas fugitivas de su boca y la locura de sus ojos, la manera en la que entrelazaba sus manos revelaba el cumplimiento de un deseo primitivo.
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Señalado por la luz clara y brillante, casi acusadora del testigo de su crimen imperfecto y fanático, crecía la luna triunfante. Corría sin esperanza, corría porque no podía hacer otra cosa. En casa estaba ella con el ahora inmortal olor a sangre coagulada.
Lloraba, la frágil bestia había intentado defenderse bajo la fuerza de sus manos de gigante. Y sí, sintió gran gusto, al verla gemir en el suelo con sus ojos suplicantes vueltos hacia él.
Buscaba, sin resultados, un pedazo de luz oscura, no quería ser juzgado. Ella Reina y plateada, inmóvil y altanera, se burlaba de su trágico destino, de su patética existencia de ser mortal.
Cansado, bajo fuertes suspiros limpió sus manos y su rostro, se puso el abrigo largo. Sin culpa compró boleto para Michoacán, sin remordimiento me pidió prestado mi periódico. Nadie lo recordaría, sus rasgos tan comunes se disolvían entre todo ese mundo que inocente esperaba su autobús.
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Buscan al asesino de la señorita Flores y dentro de mi imaginario descansa la figura enferma del anónimo con abrigo negro.
Letras rosa sobre fondo negro.
ResponderEliminarQué emo.
Justo acabo de ver una película de matones, me dejó en shock, ya sabes, por el lado romántico (como si no me conocieran). Matar ha de ser una experiencia que no me gustaría vivir pero que, aún así, me llena de curiosidad. Como casi todo.
ResponderEliminarYo llevo como 2 novelas casi seguidas donde todos mueren jajaja o casi todos, sino seria una historia de cadaveres y no sé como sea eso.
ResponderEliminarEsa ira provocada por la envidia tiene desenlaces desmedidos... mejor ir a terapia, mucho mejor.... para que no haya "sangre coagulada"
ResponderEliminarPero luego, si buscaba luz oscura, a lo mejor eso también lo enfureció, pues me temo que eso no existe.
Por cierto, el título va muy de acuerdo con la fecha, QUE VIVA EL APOLO XI!
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