El tráfico de bajada es más lento que el de subida. Es tarde. Debería estar durmiendo y no en el tráfico, pero estoy atrás de un carro infinito. La avenida se mueve despacio: acelero clutch/freno clutch/segunda clutch/acelero. Estoy atrás; no soy el primero ni el más importante. Mi monstruo privado me mira a los ojos. No puedo evitar su mirada. Nunca puedo.
Nadie es importante cuando las avenidas se convierten en estacionamientos. Quiero apoyar mi cabeza en la ventana, pero debo cambiar de velocidad y no puedo. Este peso no se moverá a menos que mi pie esté sobre el acelerador. El monstruo desgarra la espalda en la que estaban los labios; aniquila mis recuerdos y los cambia por la excusa más cercana para intimidarme. No puedo escapar. Las piernas ya no me dan para correr de la bestia. No puedo combatirla; es más fuerte que yo. Sólo puedo quitarle las armas.
Freno clutch/segunda clutch/acelero. Mis movimientos simultáneos son inconscientes. Yo no soy yo; soy inercia y el eterno proyecto de conocerme. Quiero los labios en la espalda y no la sombra que me persigue. Quiero la sonrisa roja y el calor insoportable de Veracruz en la noche; manos tremulantes de deseo, ojos abiertos, miradas despiertas, secretos murmurados, cabellos como follaje, el instante eternizado en el que tomé su mirada. El monstruo no puede contra dos; lo hemos desarmado.
Nadie es importante cuando las avenidas se convierten en estacionamientos. Quiero apoyar mi cabeza en la ventana, pero debo cambiar de velocidad y no puedo. Este peso no se moverá a menos que mi pie esté sobre el acelerador. El monstruo desgarra la espalda en la que estaban los labios; aniquila mis recuerdos y los cambia por la excusa más cercana para intimidarme. No puedo escapar. Las piernas ya no me dan para correr de la bestia. No puedo combatirla; es más fuerte que yo. Sólo puedo quitarle las armas.
Freno clutch/segunda clutch/acelero. Mis movimientos simultáneos son inconscientes. Yo no soy yo; soy inercia y el eterno proyecto de conocerme. Quiero los labios en la espalda y no la sombra que me persigue. Quiero la sonrisa roja y el calor insoportable de Veracruz en la noche; manos tremulantes de deseo, ojos abiertos, miradas despiertas, secretos murmurados, cabellos como follaje, el instante eternizado en el que tomé su mirada. El monstruo no puede contra dos; lo hemos desarmado.
Como quisiera escribir algo con sentido...aunque Rivera diga que es posible seguir a Carroll, no estoy lista.
ResponderEliminarYo lo que quiero es una visita sorpresa. Con eso tengo para aguantar el tránsito del Periférico, las clases de Vicente, las depresiones nocturnas, las eternas lecturas, lo saludos y despedidas sin respuesta y el calor nublado.
ResponderEliminary yo quiero un monstruo privado. ¿Alguien sabe de uno que pueda adoptar?
ResponderEliminarHasta el monstruo más feo tiene su encanto.
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