domingo, 4 de julio de 2010

Horas infames

Las cinco de la madruga es la peor hora para hacerse preguntas importantes. Probablemente solamente a esa hora algunas cosas se comprendan bien, pero no todas. No las que tienen que ver con miedos, con dudas, con esperas. Pero la que menos tiene sentido y respuesta es la que siempre me viene a estas horas, casualmente: ¿estás aquí? Es absurda simplemente porque no tiene respuesta a estas horas, porque nadie vive a estas horas, y mucho menos para contestar preguntas. Pero también porque no es justo preguntarla si no hay oportunidad de contestar. ¿Una respuesta nula, es una respuesta? No. Es por eso que a estas horas no pregunto, no pienso, nada más respiro ligero y dejo que todo salga en su forma líquida y salada, empapando mi almohada.

En la mañana sale el sol. Pero eso va a suceder dentro de muchas horas.


2 comentarios:

  1. Dejar salir la ansiedad líquida suele ser buena solución. O una taza de té queridita.

    Un beso, Yo.

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